LA INVENTA DE MOREL
Oji, en esta isola, un miracle…La plantas de la isola…A du veses analoja…En la rocas on ave un fem…Tra des ‑sinco dias…Aora, la fem con la tela de testa…Lo ia es, denova, como si…Tota lo cual me ia scrive…Cuando me ia vide ce la colina…Me ia mostra me…Me teni un dato…Esta es un enferno…”Te per du” e ”Valensia”…Asta asi, un parla…Cuando me ia ariva a la teras basa…Me ia vinse mea repulsa…Cuando me va calmi…Prima, me ia funsiona la resetadores…Me vole esplica a me…

A Jorge Luis Borges.

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Oji, en esta isola, un miracle ia aveni. La estate ia veni temprana. Me ia pone mea leto a lado de la pisina, e me ia bani me asta multe tarda. Lo no ia es posible ce me dormi. Un dura de du o tre minutos en la aira ia es sufisinte per converti a suo la acua cual ia debe proteje me contra la caldia asustante. A la madrugada, un fonograf ia velia me. Me no ia pote reveni a la museo per xerca mea cosas. Me ia fuji tra la fosones. Me sta en la teras basa sude, entre la plantas acual, iritada par la moscitos, con la mar o la rios fangosa asta la sintur, vidente ce me ia freta asurda mea fuji. Me crede ce esta persones no ia veni per xerca me; cisa los no ia vide me. Ma me segue mea destina; me ave un manca de tota, me es restrinjeda en la loca la plu streta, la min abitable de la isola; en pantanes cual la mar covre a un ves per semana.

Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. El verano se adelantó. Puse la cama cerca de la pileta de natación y estuve bañándome, hasta muy tarde. Era imposible dormir. Dos o tres minutos afuera bastaban para convertir en sudor el agua que debía protegerme de la espantosa calma. A la madrugada me despertó un fonógrafo. No pude volver al museo, a buscar las cosas. Huí por las barrancas. Estoy en los bajos del sur, entre plantas acuáticas, indignado por los mosquitos,con el mar o sucios arroy os hasta la cintura, viendo que anticipé absurdamente mi huida. Creo que esa gente no vino a buscarme; tal vez no me hayan visto. Pero sigo mi destino; estoy desprovisto de todo, confinado al lugar más escaso, menos habitable de la isla; a pantanos que el mar suprime una vez por semana.

Me scrive per lasa un atesta de la miracle enemin. Si en poca dias me no mori par inonda, o lutante per mea libria, me espera scrive la Defende ante la survivores e un Loda de Malthus. Me va ataca en esta pajes la consumores de la forestas e de la desertos; me va demostra ce la mundo, con la eficasis de la polisias, de la documentos, de la jornalisme, de la radiocomunica, de la duanas, fa nonreparable cualce era de la justia, ce lo es un enferno unanim per la litigadas. Asta aora me no ia pote scrive cualce cosa estra esta folia de paper cual ier me no ia previde. Cuanto taxes on ave en la isola solitar! Tan nonsuprapasada es la duria de la lenio! Tan plu grande es la spasio ca la avia movente!

Escribo esto para dejar testimonio del adverso milagro. Si en pocos días no muero ahogado, o luchando por mi libertad, espero escribir la Defensa ante sobrevivientes y un Elogio de Malthus. Atacaré, en esas páginas, a los agotadores de las selvas y de los desiertos; demostraré que el mundo, con el perfeccionamiento de las policías, de los documentos, del periodismo, de la radiotelefonía, de las aduanas, hace irreparable cualquier error de la justicia, es un infierno unánime para los perseguidos. Hasta ahora no he podido escribir sino esta hoja que ay er no preveía. ¡Cómo hay de ocupaciones en la isla solitaria!   ¡Qué insuperable es la dureza de la madera!   ¡Cuánto más grande es el espacio que el pájaro movedizo!

Un italian, ci ia es vendente tapetos en Calcuta, ia dona a me la idea de veni asi; el ia dise a me (en sua lingua):

Un italiano, que vendía alfombras en Calcuta, me dio la idea de venirme; dijo (en su lengua):

« Per un persegueda, per tu, on ave sola un loca en la mundo, ma en esta loca on no vive. Lo es un isola. Persones blanca ia construi, en 1924 plu o min, un museo, un egleseta, un pisina. La obras es concluida e abandonada. »

— Para un perseguido, para usted, sólo hay un lugar en el mundo, pero en ese lugar no se vive. Es una isla. Gente blanca estuvo construyendo, en 1924 más o menos, un museo, una capilla, una pileta de natación. Las obras están concluidas y abandonadas.

Me ia interompe el; me ia xerca sua aida per la viaja. La mercator ia continua:

Lo interrumpí; quería su ayuda para el viaje. El mercader siguió:

« No la piratas xines, no la barcon pintida blanca de la Instituida Rockefeller toca lo. Lo es la foca de un maladia ancora misteriosa cual mata, de la esterna a la interna. La ungias, la capeles cade, la pel e la cornea de la oios mori, e la corpo vive per oto, des-sinco dias. La barcores de un barcon de vapor cual ia ancori en la isola ia es despelida, calvida, sin ungias – totas mor – cuando la cruser japanes Namura ia encontra los. La barcon de vapor ia es afondada par canonis. »

— Ni los piratas chinos, ni el barco pintado de blanco del Instituto Rockefeller la tocan. Es el foco de una enfermedad, aún misteriosa, que mata de afuera para adentro. Caen las uñas, el pelo, se mueren la piel y las córneas de los ojos, y el cuerpo vive ocho, quince días. Los tripulantes de un vapor que había fondeado en la isla estaban despellejados, calvos, sin uñas —todos muertos—, cuando los encontró el crucero japonés Namura. El vapor fue hundido a cañonazos.

Ma mea vive ia es tan orible ce, an tal, me ia deside parti… La italian ia vole desconvinse me; me ia oteni ce el aida me.

Pero tan horrible era mi vida que resolví partir… El italiano quiso disuadirme; logré que me ayudara.

A la note presedente, a la ves sento, me ia dormi en esta isola vacua… Vidente la construidas, me ia pensa a cuanto lo ia custa per trae esta petras, cuanto lo ia ta es fasil ce on construi un forno per brices. Me ia adormi tarda, e la musica e la crias ia velia me a la madrugada. La vive de un fujor ia lejeri la dormi. Me es serta ce no barcon, no avion, no dirijable ia ariva. An tal, de un momento a un otra, en esta note pesosa de estate, la lados de la colina ia es covreda par persones ci dansa, ci pasea e ci bani se en la pisina, como vacansores instalada de longa a Los Teques o a Marienbad.

Anoche, por centésima vez, me dormí en esta isla vacía… Viendo los edificios pensaba lo que habría costado traer esas piedras, lo fácil que hubiera sido levantar un horno de ladrillos. Me dormí tarde y la música y los gritos me despertaron a la madrugada. La vida de fugitivo me aligeró el sueño: estoy seguro de que no ha llegado ningún barco, ningún aeroplano, ningún dirigible. Sin embargo, de un momento a otro, en esta pesada noche de verano, los pajonales de la colina se han cubierto de gente que baila, que pasea y que se baña en la pileta, como veraneantes instalados desde hace tiempo en Los Teques o en Marienbad.

De la pantanes de acuas miscada, me vide la parte alta de la colina, la vacansores ci abita la museo. De sua apare nonesplicable, me ta pote suposa ce los es efetos de la caldia de la note, en mea opina; ma asi, on ave no alusinas, no imajinas: on ave omes real, al min tal real como me.

Desde los pantanos de las aguas mezcladas veo la parte alta de la colina, los veraneantes que habitan el museo. Por su aparición inexplicable podría suponer que son efectos del calor de anoche, en mi cerebro; pero aquí no hay alucinaciones ni imágenes: hay hombres verdaderos, por lo menos tan verdaderos como yo.

Los es vestida con vestes simil a los cual on ia porta, a poca anios a ante: un delicatia cual revela (lo pare a me) un frivolia perfeta; an tal, me debe reconose ce aora lo es multe comun ce on mervelia sur la majia de la pasada resente.

Están vestidos con trajes iguales a los que se llevaban hace pocos años: gracia que revela (me parece) una consumada frivolidad; sin embargo, debo reconocer que ahora es muy general admirarse con la magia del pasado inmediato.

Ci sabe perce me, ci es condenada a mori, regarda los, sin redini, a cada ora. Los dansa entre la lados de la colina, rica con viperas. Los es enemis noncauta ci, per oia Valensia e Te per du – un fonograf multe vososa ia trae acel musicas plu forte ca la ruido de la venta e de la mar – priva me de tota cual ia custa tan multe labora e es nondesprendable per no mori, e bloci me contra la mar en pantanes nonsana.

Quién sabe por qué destino de condenado a muerte los miro, inevitablemente, a todas horas. Bailan entre los pajonales de la colina, ricos en víboras. Son inconscientes enemigos que, para oír Valencia y Té para dos —un fonógrafo poderosísimo los ha impuesto al ruido del viento y del mar— me privan de todo lo que me ha costado tanto trabajo y es indispensable para no morir, me arrinconan contra el mar en pantanos deletéreos.

En esta jua de regarda los, on ave alga peril; como cualce grupo de omes educada, los debe teni ascondeda un via de impresas de ditos e de consules cual va trae me, si los descovre me, pos alga formales o prosedes, a en la saleta de prison.

En este juego de mirarlos hay peligro; como toda agrupación de hombres cultos han de tener escondido un camino de impresiones digitales y de cónsules que me remitirá, si me descubren, por unas cuantas ceremonias o trámites, al calabozo.

Me esajera: me regarda con alga fasina – de pos tan multe tempo me no vide umanas – esta intruores odiable; ma lo ta es nonposible ce me regarda los a cada ora:

Exagero: miro con alguna fascinación —hace tanto que no veo gente— a estos abominables intrusos; pero sería imposible mirarlos a todas horas:

Un: car me ave multe labora; la loca es capas de mata la isolan la plu destrosa; me veni de ariva; me sta sin utiles.

Primero: porque tengo mucho trabajo; el sitio es capaz de matar al isleño más hábil; acabo de llegar; estoy sin herramientas.

Du: par causa de la peril de es surprendeda regardante los, o en la visita prima cual los fa en esta zona; si me vole evita lo, me debe construi asconderias secreta en la boscetas.

Segundo: por el peligro de que me sorprendan mirándolos o en la primera visita que hagan a esta zona; si quiero evitarlo debo construir guaridas ocultas en los matorrales.

Final: car on ave un difisilia material per vide los: los es en la parte alta de la colina e, per el ci spia los de asi, los es como jigantes subita; me pote vide los cuando los prosimi a la fosones.

Finalmente: porque hay dificultad material para verlos: están en lo alto de la colina y para quien los espía desde aquí son como gigantes fugaces; puedo verlos cuando se acercan a las barrancas.

Mea state es deplorable. Me es constrinjeda a vive en esta partes basa, en cuando la mareas surje plu alta ca sempre. Poca dias a ante, la plu grande cual me ia ta vide, de cuando me sta sur la isola, ia veni.

Mi situación es deplorable. Me toca vivir en estos bajos en un momento en que las mareas suben más que nunca. Hace pocos días vino la más grande que he visto desde que estoy en la isla.

Cuando lo oscuri, me xerca ramos e me covre los con folias. Me no es surprendeda, si me velia en la acua. La marea surje sirca la ora sete en la matina; a veses, lo aveni a ante. Ma a un ves per semana, on ave surjes cual pote es matante. Talias en la tronco de la arbores es la contablia de la dias; un era ta pleni con acua mea pulmones.

Cuando oscurece busco ramas y las cubro con hojas. No me extraña despertarme en el agua. La marea sube a eso de las siete de la mañana; a veces llega con adelanto. Pero una vez por semana hay subidas que pueden ser concluyentes. Hendiduras en el tronco de los árboles son la contabilidad de los días; un error me llenaría de agua los pulmones.

Me senti con desplase ce esta paper muta en atesta final. Si me debe aseta esta, me debe fa ce mea afirmas pote es sertida; par esta modo, nun, car me es suspetada ancora per falsia, ta crede ce me menti cuando me dise ce on ia condena me nonjusta. Me va pone esta reporta su la diseda de Leonardo – Ostinato rigore – e me va atenta segue lo.

Siento con desagrado que este papel se transforma en testamento. Si debo resignarme a eso, he de procurar que mis afirmaciones puedan comprobarse; de modo que nadie, por encontrarme alguna vez sospechoso de falsedad, crea que miento al decir que me han condenado injustamente. Pondré este informe bajo la divisa de Leonardo —Ostinato rigore— e intentaré seguirla.

Me crede ce esta isola nomi Villings, e ce lo parteni a la arcipelago de la isolas Ellice [¹] De la comersior de tapetos Dalmacio Ombrellieri (via Hiderabad, 21, suburbe de Ramkrishnapur, Calcuta) on va pote oteni plu esatas. Esta italian ia nuri me tra alga dias cual me ia pasa, enrolada en tapetos persian; a pos, el ia carga me en la cala de un barcon. Me no perili el, recordante el en esta jornal; me no es nongrasiosa con el… La Defende ante la survivores no va lasa alga duta: como en la realia, en la memoria de la umanas – do cisa la sielo sta – lo va resta ce Ombrellieri ia es aidosa per sua prosiminte nonjusta persegueda e, asta en la recorda ultima en cual el va apare, on va trata el con bonvole.

Creo que esta isla se llama Villings y que pertenece al archipiélago de las Ellice¹. [Nota 1. Lo dudo. Habla de una colina y de árboles de diversas clases. Las islas Ellice —o de las lagunas— son bajas y no tienen más árboles que los cocoteros arraigados en el polvo del coral. (N. del E.)] Del comerciante de alfombras Dalmacio Ombrellieri (Calle Hiderabad, 21, suburbio de Ramkrishnapur, Calcuta) podrán ustedes obtener más precisiones. Ese italiano me alimentó varios días que pasé enrollado en alfombras persas; después me cargó en la bodega de un buque. No lo comprometo, al recordarlo en este diario; no soy ingrato con él… La Defensa ante sobrevivientes no dejará dudas: como en la realidad, en la memoria de los hombres —donde a lo mejor está el cielo— Ombrellieri habrá sido caritativo con un prójimo injustamente perseguido y, hasta en el último recuerdo en que aparezca, lo tratarán con benevolencia.

Me ia desembarca a Rabaul. Con un carta de la comersior, me ia visita un membro de la asosia la plu conoseda de Sisilia; en la brilia metalin de la luna, en la fuma de boterias de comeda de mar, me ia reseta la instruis ultima, e un barco furada; me ia remi con un furia desperada, me ia ariva a la isola (con un busola cual me no ia comprende; sin orienta; sin xapo; malada; con alusinas); la barco ia encalia en la arenas este (sin duta la resifes de coral cual ensirca la isola ia es sumerjida); me ia resta en la barco, tra plu ca un dia, perdeda en episodios de acel oriblia, oblidante ce me ia es arivada.

Desembarqué en Rabaúl. Con una tarjeta del comerciante visité a unmiembro de la sociedad más conocida de Sicilia; en el brillo metálico de la luna,en el humo de fábricas de conservas de mariscos, recibí las últimas instrucciones y un bote robado; remé exasperadamente, llegué a la isla (con una brújula que no entiendo; sin orientación; sin sombrero; enfermo; con alucinaciones); el bote encalló en las arenas del este (sin duda los arrecifes de coral que rodean la isla estaban sumergidos); me quedé en el bote, más de un día, perdido en episodios de aquel horror, olvidando que había llegado.

☛ La plantas de la isola…


[¹] Me duta. El parla de un colina e de arbores de categorias diversa. La isolas Ellice (o de la Lagones) es basa e no ave arbores otra ca la cocos radisida en la polvo de la coral. (Nota de la editor.)

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Lo ia es automatada jenerada de la paje corespondente en la Vici de Elefen a 4 april 2024 (17:36 UTC).